miércoles, 28 de diciembre de 2011

Prête-moi ton dos...

Inspírame en las tardes de domingo cuando mis manos quieran buscarte y no te encuentren. Que cada gota que bebo sea el flamígero recuerdo de lo que está por venir.
Pero al llegar la noche, al llegar la noche no me dejes sola. Levántate, apaga la luz, y abrázame. Imagina por un momento que pudiera ser así siempre que quisiéramos. Háblame sobre las mentiras que sabes que deseo que me digas y deja reposando tus labios en mi oído, que tu aliento sea la más dulce banda sonora que pueda escuchar jamás y los latidos de tu corazón y el ritmo de tu respiración el compás que me haga poco a poco cerrar los ojos.
Solo cuando esté profundamente dormida podrás marcharte. Entonces, vuelve a levantarte y enciende la luz. No me gusta despertar a oscuras.

lunes, 19 de septiembre de 2011

La carta que jamás recibirás.

No se si alguna vez llegarás a leer esto, simplemente es algo que hace varias semanas debería haberte entregado cara a cara, o eso pretendía hacer, hasta que tú te empeñaste en estropearlo todo y no volver a dar señales de vida:
De nuevo me encuentro delante de un folio intentando escribirte algo. No sé porqué, pero me quedo bloqueada. Hace tiempo que no soy capaz de escribir absolutamente nada... por el simple hecho de que no sé ni por donde empezar. Si no estoy triste, es como si no me sintiera inspirada, cosa que demuestra que no soy tan buena escribiendo como creía. Es fácil escribir cuando estoy enfadada, y más fácil aún si estoy enfadada contigo... cuando estoy triste o te echo de menos, me es tan sencillo como dejar que los dedos de mi mano se muevan solos, casi ni pienso lo que voy escribiendo. ¿Por qué no me ocurre lo mismo cuando me siento feliz? ¿Por qué no soy capaz de escribir nada, si la razón de que sea feliz también eres tú? Ya que he empezado, tendré que intentarlo al menos... aunque tal vez la razón sea que pretendo ponerte tantas cosas en esta carta que no sé ni por donde empezar... podría decirte lo que se dice en estas ocasiones, y lo que te he dicho otras veces... que te voy a echar de menos, que te cuides, que te quiero... pero todo eso ya lo sabes. Más bien lo que intento es buscar una manera con la cual pueda entenderlo incluso yo misma. Aunque eso tampoco soy capaz de expresarlo muy bien. Tal vez eso te toque algún día explicármelo tú a mí... seamos sinceros... no siempre eres detallista, ni eres la persona más romántica del mundo... pero por alguna extraña razón te necesito. Es como cuando piensas "sé que es la persona que necesito, no tengo que buscar más". Pues eso me pasa a mí contigo. Sí, podremos reñir muchas veces, podré decirte barbaridades cuando me enfado contigo, pero jamás sería capaz de estar con otra persona que no seas tú, con tus fallos, pero también con tus cosas buenas, entre otras, esa maravillosa sonrisa que hace que ponga cara de tonta y no sepa ni de qué hablarte.
Y dicho todo esto, no está de más que te recuerde que sí, que te echaré de menos, que te quiero... que vuelvo a lo mismo de hace unos meses... a querer verte y saber que no me queda otra que esperar, a llevar la cuenta de los días que quedan para que vuelvas, a de repente apetecerme darte un abrazo y no poder. A salir y tener que pedirme un taxi, porque no estás tú para llevarme a casa enfadado y a regañadientes. A ver una pareja agarrada de la mano por la calle y pensar que nosotros nunca vamos así. Ver como amigos que están juntos hacen planes para verse después de clase y pensar que es imposible que alguna vez nosotros estemos así. Y cuando hablo de esto con la gente, observar como me miran con cara de pena, pero ¿sabes?, ellos jamás sabrán lo que es estar deseando llegar a casa y saber de ti. Leer un simple mensaje tuyo y que me de alegría suficiente para aguantar un día más. Estar contenta planificando que me pondré la próxima vez que te vea, y por todo ello sé que estoy dispuesta a luchar porque esto salga bien. No te negaré que cada vez que coges un maldito autobús, me invade un miedo enorme... miedo a que encuentres a otra persona a la que quieras más que a mí, a que te canses de tener un recolguín en la distancia...
Solamente te pido que pongamos de nuestra parte los dos para que este año por fin consigamos que salga bien... y que seas siempre sincero con lo que sientes.
Yo mientras, intentaré desdibujar kilometros.

martes, 13 de septiembre de 2011

Pensaba que dolería más. No pesa tanto tu ausencia; pesan más los recuerdos que has dejado.
Ojalá eso también pudieras llevártelo lejos, contigo.
No se echan tanto de menos los momentos íntimos. Se echan más los públicos. Una simple caricia, un beso de despedida, una broma, una sonrisa, una canción.
Un momento. Los recuerdos de nuevo. Apago la luz para ver si así la oscuridad me da una tregua. Fracaso. Mis miedos se han convertido en las sombras que me acompañan
cada noche. Esos mismos miedos que se cumplieron sin excepción. Has dejado un vacío difícil de llenar.
Me debes demasiados abrazos.

viernes, 10 de junio de 2011

SNMS ;)

Cuando estás lejos de las personas que quieres, quizás todo se magnifique más: la sensación de soledad, la tristeza, la nostalgia... y todo esto se intensifica si estás pasando una etapa en la que no te sientes con fuerzas para nada, en la que dudas hasta de tu propia existencia...
Hace justamente un año, me repetían mucho una pregunta: ¿Qué quieres ser de mayor? Yo siempre había pensado que no se trataba de que querías ser, sino de saber con certeza, de saber si verdaderamente serías feliz. Imaginaba que no importaba equivocarse con ciertas elecciones, puesto que de alguna forma, tenemos casi toda la vida por delante para rectificar en todo lo que creamos habernos equivocado. Ahora, un año después, he comprendido que estaba confundida, hay ciertos errores que no se pueden rectificar. Las decisiones que tomemos ahora serán las que un día nos hagan ser la persona que soñábamos ser, o quedarnos en el intento y arrepentirnos siempre. Lanzarse a la piscina, sí, pero con todos los flotadores posibles para evitar que si la trayectoria se tuerce, el daño sea grande. Y lo más importante: vivir. Vivir y encontrar la recompensa en unas semanas, en mi casa, rodeada de las personas que quiero y que me quieren, cuando la única preocupación que tenga sea decidir qué ponerme para salir con mis manatis a tomarme una coca-cola en el Manuela :)

martes, 31 de mayo de 2011

Recuerdos.

El último recuerdo que tengo de él es de una noche un tanto borrosa. Bebimos hasta más no poder, fumamos más que nunca y nos quisimos más que siempre.
Supongo que cuando dejas todo de golpe es normal que de vez en cuando pequeños recuerdos te inunden la mente. Quizás sea porque he crecido junto a ti, quizás porque no imaginaba poder vivir sin ti, quizás porque en el fondo nunca aceptaré que esta historia tenga un punto y final. Jamás. Acepto todos los punto suspensivos que quieras... incluso puntos aparte. Pero no me pidas nunca que renuncie a ti. Después de tantos años, mi imaginativa cabeza y yo teníamos una serie de planes contigo.
Con todo lo que me quejaba... si supieras las cosas que me he encontrado por el camino... bueno, si supieras todas las cosas que me he encontrado por el camino probablemente no me volverías a mirar a la cara... pero yo sueño con que en lugar de eso, vendrías, me abrazarías como solías hacer y me dirías un cariñoso: ¡Ay Mery! ... ¿por qué fuiste tan tonta? a ver... si nadie más te va a querer como yo, aceptalo, es un hecho... ¿de verdad creías que me olvidarías tan fácilmente?. Entonces yo, por primera te reconocería todas las veces en las que intenté buscarte en otros brazos, para que vieras hasta que punto aún así, después de tanto buscar, no te he sabido encontrar en nadie más. Que mala suerte que en la única ocasión en la que no fui capaz de sustituirte por nadie, me entrara el remordimiento. Intento consolarme a mi misma haciendome creer que esta vez, habiendo prometido esperar, él solo fue una forma más divertida de esperarte; pero no, me ilusioné. En esta ocasión incluso dejé de pensar en ti, olvidé lo que sentía por ti, o mejor, lo escondí en alguna superficie lo suficientemente sólida como para poder aguantar tanto dolor. Así pues, tras haber reconocido esto, pienso en que tú estabas deseando marcharte; pienso en que estás haciendo otra vida nueva, lejos de donde yo estoy haciendo también la mía, a ... kilómetros exactamente. Lejos de donde una vez construímos una vida juntos. Lejos de donde se esconden todos nuestros recuerdos, todos los rincones que recorrimos y todos los besos que nos dimos.
Llegados a este punto, es cuando pienso que ya he hecho lo más difícil: asumir que una etapa maravillosa de mi vida acabó para dar paso a otra, más o menos maravillosa, pero sin ti. No quiero volver atrás. Serás parte de mis recuerdos siempre, y prometo guardarte un rincón en alguna zona de mi cuerpo solo para ti. Para nadie más.
Te pido que no vuelvas a invadir mi mente y, que si decides hacerlo, no vuelva a ser la noche antes de un exámen. Te he regalado demasiadas, es hora de intentar tener un futuro. Un futuro diferente al que quería tener contigo, pero un futuro. Ya me costaste demasiadas cosas en su día, no me hagas esto ahora, aunque tú  ni siquiera sepas que me estás jodiendo de la peor forma que lo has hecho nunca.
Si no te hubieras ido sería tan feliz...

lunes, 30 de mayo de 2011

Once minutos (Paulo Coelho).

La pasión hace que uno deje de comer, de dormir, de trabajar, de estar en paz. Mucha gente se asusta porque, cuando aparece, derrumba todas las cosas viejas que encuentra.
Nadie quiere desorganizar su mundo, por eso mucha gente consigue controlar esta amenaza, son los ingenieros de las cosas superadas.
Otra gente sin embargo piensa exactamente lo contrario: se entraga sin pensar, esperando encontrar en la pasión la solución a todos sus problemas. Descarga sobre la otra persona toda la responsabilidad de su felicidad, y toda la culpa sobre su posible infelicidad.
Apartarse de la pasión o entregarse ciegamente a ella, ¿cuál de las dos actitudes es menos destructivas?.

sábado, 28 de mayo de 2011

¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?


Femme fatale sola por la periferia de la ciudad. Cuidado nena, aquí hay demasiados cualesquieras... camina altiva haciendo brechas en mi vicio; a veces me desquicio. Media sonrisa, el mundo no se merece más. Mirada perdida de quien en verdad no sabe que camino tomar. Si ellos supieran, si tú les contaras... que empiezas a odiar levantarte cada mañana en otras camas... que ningún olor te envuelve como el suyo, satisfacciones varias que vuelan por la ventana en busca de algún alma que comprenda que tu burda existencia se resume a tirar tus orgasmos por el desagüe, como quien tira la colilla del último cigarro de la noche o decide tirar la comida de la cena a la que nunca acudió. No fue plato de buen gusto asumir que esta vida no esta hecha para ti. No te cabe más dolor, de la misma forma en la que ya no hay en tu cuerpo hueco virgen al que aferrarte. Cambia este estilo vida arpía y guía tus días en torno a la poesía de aquel que anoche presumía de tenerte atada pies y manos...
En donde estés, te quiero otra vez.